Los pros, contras y en fin de: Tetheramin – Azar
Con ustedes, un
nuevo álbum pensado, grabado, editado, diseñado y producido por Nicolás Viñolo,
multinstrumentista maipusino, curioseador por excelencia e impulsor del
fantástico sello digital Igor Sueña Discos. En esta, Viñolo
aparece bajo el pseudónimo Tetheramín, con un ep de 12 minutos, 3 tracks y un
juego de palabra como título. Qué más podemos pedir: ¡a la escucha!
Los pros:
** Esos sintetizadores. Se suben al
disco, a sus composiciones, como una invasión de roedores de otro planeta,
hambrientos por no saben bien qué, pero muy hambrientos.
El ep abre con ‘Mercurio’
en donde los sintes nos remiten furiosamente al uso secuencial de estos
aparatillos allá por los 70, toda esa generación que brotó después del on the run de Pink Floyd. Pero es solo
la primera impresión, los primeros minutos, ya que en los siguientes tracks
vemos un utilizamiento mucho más actual y descomprometido, no tan fascinado (‘Polilla
Eléctrica’ es un ejemplo de eso, los primeros minutos, oh my, esos rayos desafinados que caen constantemente, momento
masticable si los hay).
** Las capas, los
detalles. Si bien este excelente aspecto de Azar no impide las bajas que
incluiré en los contras, es notable el trabajo meticuloso que se sostiene a lo
largo de todo el álbum. Entretenidísimo de seguir el proceso de construcción, layer
por layer, piso por piso, y gratificante ver que ese rascacielos no termina
cayéndose en el absurdo del más por más es más.
** Esta es pro a
medias: la producción, el sonido. Si bien el sonido de Azar es brillante,
claro, definido y acertado no marca un cambio importante en términos de
producción con respecto a los discos anterior que Viñolo suelta en el sello.
Para un auditor que desconoce el trabajo y se encuentra por primera vez con
este álbum confío en que podrá percibirlo como uno de los puntos ricos del
trabajo. Para quien conoce la carrera (yiuj,
horribilidad de término) de este autor y productor, bien puede quedarse con un
algo de poco, un algo de falta de renovación en estos parámetros.
Los contras:
** Hay uno solo. Pero esto no es necesariamente bueno ya que se encuentra en
todo el ep: la composición, la dirección del discurso.
‘Mercurio’,
lamentablemente, por su direccionalidad hacia un punto que no llegamos a
conocer es inevitable de percibir como una introducción. Una introducción,
concepto que hace aguas por donde se lo vea: no me juzguen sólo soy un track que estoy introduciendo al otro, al
bueno.
Con respecto a
Polilla Eléctrica y Zip- Zap! el problema no es tan extremo, hay un trabajo más
dinámico en las texturas y progresiones armónico/melódicas. Pero.
Hay algo que
falta. Ma´ vale, si no hay cantante, y el
cantante dónde etáa!.
No es por eso. Aunque
puede serlo. Tal vez el agregado de otros elementos sonoros hubieran exaltado
mejor y hacer de cada momento un todo y no la parte de. Tal vez voces,
relatores, tal vez objetos sonoros, efectos especiales, grabaciones de campo,
tal vez f u c k i n g s i l e n c i o s. Con tantos recursos se cuentan y no
deja de ser decepcionante que no se los utilice, no por el mero hecho de usar,
sino por la resignificación y la redimensión que pueden brindarle a un trabajo,
cualquiera sea, con el sonido.
En fin:
Es un disco entretenido. Vale la pena escucharlo. Sus méritos son prácticamente innegables; sus falencias son discutibles y tienen estrecha relación con qué buscamos al escuchar un disco.
Es un disco entretenido. Vale la pena escucharlo. Sus méritos son prácticamente innegables; sus falencias son discutibles y tienen estrecha relación con qué buscamos al escuchar un disco.
Pd: Polilla
Eléctrica tiene momentos, colores sonoros más que valiosos y poco frecuentados.
Péguenle el oído.
Pd2: Dado a que
no soy bueno con las puntuaciones, me propongo dejar este fragmento de Charly: estaba en llamas cuando me acosté, estaba en
llamas cuando me acosté. Digo, por si sirve.